“Oración”. Cuando ves esa palabra, ¿Qué pensamientos o imágenes te vienen a la mente? ¿Te resulta fácil hablar con Dios? ¿O te cuesta orar?
Saber qué decirle a Dios no siempre se siente fácil, y, a veces, la oración se ve abrumada por nuestros conceptos erróneos sobre cómo debería ser una conversación con Dios.
“Ora entonces así…”
Hace 2000 años, Jesús enseñó a sus discípulos a orar así:
Este es un ejemplo famoso de cómo orar. Pero ¿cómo lo aplicamos a nuestra vida cotidiana del siglo XXI?
Primero, debemos entender cómo no orar. Antes de enseñar el Padrenuestro, Jesús dijo a Sus discípulos: “Cuando oren, oren a su Padre en privado…” y “no acumulen frases vacías…porque su Padre sabe lo que necesitan antes de que se lo pidan”.
Si Dios ya sabe lo que necesitamos, entonces la oración no es acerca de las cosas que decimos. Si es solo para impresionar a los demás, o solo para marcar una casilla, entonces perdemos el poder de la oración.
La oración es, y será, una conversación activa con Dios. Cuando tenemos esto claro, el Padrenuestro se convierte en un marco liberador que nos ayuda a hablar con Dios a diario.
Aquí una guía de 6 pasos para orar que puede ayudar:
- Reenfócate en Dios.
“Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre …”
Inhala y enfócate en estas palabras: “Padre nuestro que estás en el cielo”.
Y exhala mientras dices: “Santificado sea tu nombre”.
Repite esto varias veces y pon atención a algun aspecto del carácter de Dios que llegue a tu mente. Dedica este tiempo a enfocarte en la grandeza de Dios.
- Realinea tu voluntad.
“Venga tu reino…”
Dios siempre está llevando a cabo Su voluntad en la tierra. Reflexiona entonces, sobre esto: cuando alineas tu voluntad con la voluntad de Dios, estás buscando activamente Su Reino.
Calla todo ruido en tu entorno y pide a Dios que te muestre cómo puedes participar hoy en hacer Su voluntad.
- Libera tus preocupaciones.
“Danos hoy nuestro pan de cada día …”
Imagina que tienes tus manos extendidas frente a ti, como si quisieras que Dios ponga algo en ellas. Cuando das a Dios tus preocupaciones, ¿Qué te da Él a cambio?
Haz una lista de tus preocupaciones y lee cada una. Y cada vez que lo haces, trata de pedir a Dios, “danos hoy nuestro pan de cada día”
Sigue haciendo esto todo el tiempo que necesites.
- Arrepiéntete y responde.
“Perdónanos … como hemos perdonado …”
¿Qué retienes y sabes que debes entregar? ¿Hay algo que debes confesar en este momento? Tal vez una herida que no dejas ir, un comportamiento que estás luchando por cambiar, una adicción que no has podido dejar o un error que sigues cometiendo.
Dios te invita a ir a Él tal como eres y le respondas. Dile lo que tengas en mente y luego toma un tiempo para escucharlo.
- Pide a Dios Su protección.
“… líbranos del maligno …”
Todos hemos sido rescatados de algo. ¿De qué te ha rescatado Dios?
Agradece a Dios por Su fidelidad, y dile en qué áreas necesitas ayuda. Ora también en nombre de otros que necesitan protección. Recuerda que aún cuando las situaciones parecen no tener esperanza, no hay nada imposible para Dios.
- Alégrate y reflexiona.
Celebra lo que Dios ha hecho en tu vida y busca formas de adorarlo durante el día.
Luego, dedica unos minutos a reflexionar sobre este tiempo con Dios. ¿Qué te mostró? Agrega a tu Lista de Oración de YouVersion cualquier cosa que se destaque.
Cuando oramos tal como lo hizo Jesús, vamos a tener la intimidad con Dios como la tenía Jesús. Y cuando es la oración la que forma nuestra vida, nos damos cuenta que podemos estar con Dios en todo momento con seguridad, honestidad y confianza.