3 formas de renovar tus pensamientos y declarar la verdad de Dios sobre tu vida.
Cuando abordas una tarea, una relación o una oportunidad, y piensas en quién eres y en lo que eres capaz de hacer, ¿qué palabras te vienen a la mente? ¿Son palabras que muestran confianza, esperanza, y fortaleza? ¿O miedo, duda, orgullo o inseguridad?
Lo que nos decimos cada día es importante. Si creemos algo acerca de nuestra identidad que no es cierto, vamos a luchar para creer lo que Dios dice sobre nosotros cuando nos lo revela.
Las verdades no cambian. No dependen de lo que hagas, lo que hayas hecho o quién quieras ser. Las verdades no son mantras de autoayuda ni dichos cliché. Se basan totalmente en la Palabra de Dios y en lo que Él dice sobre ti. Si bien siempre habrá áreas en tu vida en las que necesitas crecer, la forma en que Dios te ve y lo que dice de ti no cambia, porque Dios afirma quién eres, no solo lo que haces.
Por eso, cuando arraigas tu identidad en Él al declarar sobre ti verdades bíblicas, empezarás a verte como Él te ve. Y esto va a influir
en la forma como tratas a los demás, y en las situaciones, las oportunidades y los eventos que te rodean.
Aquí 3 pasos que te pueden ayudar a renovar tus pensamientos y declarar la verdad sobre su vida:
-
Identifica las mentiras que te dices a ti mismo.
Toma un momento y piensa en una conversación difícil que tuviste recientemente. ¿Qué dijiste? ¿Qué estabas pensando sobre ti y la otra persona?
Tus palabras y actos revelan las cosas que declaras a ti mismo. Para saber si una declaración es falsa, pregúntate: ¿Este pensamiento está marcado por miedo, inseguridad, orgullo, amargura o falta de confianza? ¿Me está llevando a un comportamiento cínico o egoísta? Si respondes “sí” a cualquiera de estas preguntas, la declaración que te estás diciendo a ti mismo con seguridad debe abordarse y ajustarse.
Ahora, toma unos minutos e identifica cualquier mentira en la que puedas estar creyendo. Una vez hecho esto, escribe esas declaraciones falsas y reflexiona sobre ellas. Pasa un tiempo en silencio y pídele a Dios que te muestre claramente de dónde provienen esas mentiras.
Cuando puedas identificar dónde y cuándo empezaste a creer una mentira, será más fácil cambiar tu forma de pensar.
-
Cambia tu perspectiva.
Cada mentira tiene una verdad que la reemplaza. Vuelve a revisar tu lista de declaraciones falsas y, pídele a Dios que te deje ver cuál es Su verdad para cada una de las declaraciones que escribiste.
Para hacer esto, trata de pasar unos minutos con Dios y pídele que te muestre claramente cómo te ve. Luego, busca versículos bíblicos que contradigan las mentiras que ha creido. (En la app, ve al menú a “Descubrir” y busca con palabras clave)
Aquí tienes algunos pasajes que te ayudarán a comenzar…
Identidad: Gálatas 5:22-23, Juan 3:16, Isaías 43:5, 2 Corintios 5:17
Dinero: Filipenses 4:19, Hebreos 13:5, Deuteronomio 8:18, 1 Timoteo 6:17-19, 1 Timoteo 5:8
Relaciones: Romanos 13:8, Efesios 6:1-4, 1 Pedro 4:8, 1 Tesalonicenses 5:11
Seguridad: Juan 10:28-29, Gálatas 5:1, Tito 3:5-7, Salmo 27:1-3
Confianza: Proverbios 3:26, Filipenses 4:13, 1 Juan 4:15-18, Hebreos 10:35-36
Vida Diaria: 2 Corintios 12:9-10, Isaías 30:15, 1 Timoteo 4:12, Romanos 12
-
Declare lo que es verdad.
Cuando ya tengas tu lista de versículos, escríbelos todos con tus propias palabras. Convierte las verdades de las Escrituras en frases específicas e intencionales declarándolas a diario durante tu vida.
Así es como pueden verse algunas declaraciones potenciales:
- Soy suficiente porque soy un hijo de Dios.
- Me regocijo en el sufrimiento porque Cristo sufrió por mí.
- No me avergüenzo de Jesús porque su sacrificio cambia vidas.
- Soy muy amado, por eso amo a los demás como he sido amado.
- Nada me puede separar del amor de Dios.
Al crear tu lista, ten en cuenta que cuando Dios te mira, ve a su hijo. Y si Dios, que es la verdad, dice algo sobre ti, entonces eso debe ser verdad. Por eso, cuando creas tu lista de declaraciones, puedes crearlas con confianza…
Porque perteneces al Dios que confiadamente te equipa y te llama por tu nombre.
Compartir en Facebook
Compartir por correo electrónico